Si nuestro perro está enfermo de gravedad, lesionado de forma que no se pueda valer por sí mismo de ninguna manera o si ya está demasiado viejo y sufre las cosas de la edad, puede que tengamos que tomar la dificilísima decisión de sacrificarlo o no. Si el perro está sufriendo, y tanto nosotros como el veterinario pensamos que no volverá a mejorar nunca, la eutanasia es la opción más responsable.
Sacrificar a un perro mediante la eutanasia se hace mediante un inyectable con una alta dosis de barbitúricos, un anestésico, que causará un profundo sueño al perro, Se quedará inconsciente y finalmente dejará de
respirar y se le parará el corazón. En la mayoría de las veces este proceso se lleva a cabo en una clínica veterinaria. En este enlace podéis leer más sobre el tema.
Personalmente, creo que hay que estar presente cuando el perro se duerma, así podremos despedirnos y darle todo el cariño que se merece, asegurando así que los últimos momentos de su vida estará llenos de amor y el calor de sus dueños.
Habrá personas para las que esto será demasiado doloroso, algo totalmente comprensible. Seguro que el veterinario nos intentará ayudar, e incluso nos ofrecerá pasar un tiempo a solas con el animal. Nuestro animal, habrá pasado a ser un miembro de la familia durante todo el tiempo de su vida junto a nosotros, es completamente normal y humano sentir una profunda tristeza y duelo. Hay que recordar los preciosos y maravillosos momentos, las cosas buenas que se han pasado estando juntos y saber que hasta el último momento el perro ha sido un animal feliz al que le he hemos dado todo lo mejor que hemos podido.
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